ANTONIO GARCÍA CORBACHO / MAESTRO Y POETA
“Con la poesía puedes llevar a la otra persona al éxtasis,
siempre que se muestre receptiva”
“Sin el sentimiento sería incapaz de articular un solo
verso”
“El vocablo versar me encanta para expresar sentimientos”
El veterano maestro presenta su segundo libro de poemas,
‘Solo quiero versarte’, micropoemas de amor y vida
Antonio
García Corbacho es poeta y maestro, aunque el orden de su categoría podría
invertirse y ser un maestro que vive la poesía. Hombre de Gaucín, sus escapadas
son al huerto que cultiva, donde contacta con la tierra, con el campo. Un
veterano educador que se enfrenta a la poesía con una mirada sencilla pero
rimada, en el respeto a la palabra. Un hombre de los que todavía cree en una
máxima que hoy ha dejado de ser tópica: la cultura os hará libres. Desea educar
hombres libres, con conocimiento, para dar armas con las que defenderse de los
manipuladores de la mente. ‘Solo quiero versarte’ (Ed. Lápices de Luna) es su
último poemario, una obra de micropiezas que no por pequeñas son menos grandes.
El amor, la contemplación de lo amado, la resistencia en la cultura, el pueblo,
el campo, la vida, y todo en rebeldía contra la ignorancia y la injusticia.
-¿Qué presencia tiene el amor y el
deseo en ‘Solo quiero versarte’?
-Abrumadora, como no podía ser de otra
forma. Son dos pilares básicos para la inspiración:
“Te desnudé de mil maneras
y esta fue la más hermosa:
Cuando entre tu cuerpo y el mío,
de tanto amor,
ardió la ropa”.
“Sal de tu guarida.
abandona la cárcel de tus miedos.
Rebosa por encima de tus vértigos,
que te estoy esperando a la salida
para comerte a versos”.
Amor y deseo, fundidos e inseparables.
-¿Qué importancia tiene el sentir en
su poesía?
-Mi
poesía está basada, al 100%, en el sentimiento. Sin él, sería incapaz de
articular un solo verso:
“Después de mirarnos,
de sentirnos, de abrazarnos,
es imposible, mujer,
que podamos olvidarnos”.
-¿Por qué un título como “Solo quiero
versarte?
-El
vocablo versar, paradójicamente, apenas se utiliza en la poesía y a mí me encanta
para reflejar deseos y sentimientos hacia otras personas. Decidí pedir consejo
a algunas personas que me siguen, y esto argumentó una de ellas para decidirse
por el título: Si tuviera que elegir, me
quedaría con el de solo quiero versarte por dos cositas. La primera porque es
el que por su simpleza, siempre desde mi humilde opinión, expresa más belleza y
además porque diciendo 'versarte', utilizas el verso en acción, es decir, que
lo conjugas y le arrebatas la pasividad del nombre convirtiéndolo en acción y
además con el genial juego de palabras 'versarte-besarte'. Creo que es muy
acertado el uso de 'versarte' pues podría bien ser la acción (no solo ya de
besarte) sino además de escribir poesía sobre ti, de convertirte en una musa,
de querer versarte, escribirte, interpretarte, expresarte y explicarte en
verso...solo quiero versarte deja un sabor en la boca a inspiración creadora. La
segunda cosita es que en cuanto lo leí, en mi cabeza empezó a sonar 'yo solo
quiero caminar' (Paco de Lucía) y esos versos que dicen: yo solo quiero caminar
como corre la lluvia en el cristal. Esta letrita me llega al alma por ser
sublime y elevada sin dejar por un momento de estar enraizada en la tierra, en
lo más simple como es el correr de las gotas de lluvia en un cristal, una idea
tan romántica pero que suele usarse más como inspiración para otras cosas que
ser en sí misma pura inspiración creadora. Y esto es lo mismo que me evoca el
título 'solo quiero versarte' desde el primer momento que lo leí.

-¿Se puede besar con la poesía?
-Absolutamente. No solo eso sino que
puedes llevar a la otra persona al éxtasis, siempre que se muestre receptiva.
-¿Por qué micropoemas? ¿Ofrecen una
mayor intensidad?
-Indudablemente. Se trata de decir
mucho, casi todo, en muy pocas palabras. Si se consigue causan un gran impacto
en quienes los leen, porque es muy difícil decir tanto en tan pocas palabras:
“No te preguntes qué me pasa:
Me pasas tú”.
“Dos versos antes de tu despedida
te robé el olvido”.
-En sus poemas se refiere al silencio,
a la belleza, a la contemplación. ¿Es un guiño a la poesía amorosa de Neruda?
-Para bien y para mal, soy totalmente
autodidacta. Me encantan Neruda, Miguel Hernández, Machado, Lorca, Benedetti,
igual que Serrat, Sabina, Fito Páez, en general, la gente que dice cosas
importantes, y, además, sabe decirlas. En cuanto al silencio, puede ser el
máximo grado de la comunicación. Hay momentos en que cualquier otra cosa solo
podría estropear ese instante mágico.
“Robarte una mirada.
Mandarte versos escritos en el viento
que acaricien tu cara.
Y escuchar tu silencio”.
“Hurgué por tu silencio
buscando las palabras
que escondes y que callas
por más que pasa el tiempo”.
En cuanto a la belleza y a la
contemplación, solo por vivir donde vivo, sería un pecado capital no disfrutarlas
a diario.
-¿Cómo ha conseguido no caer en la
cursilería tópica de los poemarios amorosos?
-Mi personalidad es diametralmente
opuesta a la cursilería. Ni una palabra más ni un sentimiento menos. Como dice
Miguel Ríos, “directo al corazón”.
-¿Cómo define su poesía amorosa?
Descríbala.
-Por lo que respecta a este poemario,
es una continuación de la pregunta anterior: directa, sin renunciar a la
hermosura. Así hay que intentar escribir micropoemas. Al final, lo importante,
es la reacción de los lectores.
“No huyas, no temas,
no te pondré ataduras
para quedarte.
No cortaré tus alas.
Solo quiero versarte”.
-¿Se pueden denunciar aspectos
sociales a través de unos poemas de amor?
-Totalmente sí. No son para nada
incompatibles. Obviamente es más fácil hacerlo a través de poemas más
tradicionales en cuanto a su estructura, que con los micropoemas, por la
brevedad que llevan intrínseca.
-¿Qué papel juega lo cotidiano, la
sencillez de su poesía, en un libro como ‘Solo quiero versarte’?
-Volvemos a lo mismo. Un papel
fundamental. El micropoema tiene que ser sencillo y desnudo de adornos banales.
Tiene que impactar de forma demoledora en apenas dos o tres versos y sacarte de
tus casillas. Sencillo y pasional. Para entenderlo mejor, lean el libro.
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